lunes, 26 de febrero de 2007

Un inocuo reloj


“Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”.
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Julio Cortázar, Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj.
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Que miedo da sacar la vista de la pantalla y mirar una de nuestras muñecas y encontrar ahí uno de estos instrumentos que nos ayudan a “medir el tiempo”. Pero el genial Cortázar no vivió en nuestra época para conocer los celulares, sin duda alguna habría dedicado miles de hojas irónicas a esa máquina perversa que nos ata al mundo y que por lo demás miles de individuos ocupan como reloj. Este genial escritor argentino pudo ver en algo menudo un problema que nos compete a todos. Es realmente asombroso y chocante apreciar como somos prisioneros del tiempo, como debemos administrar nuestro día para realizar nuestras actividades, programándonos como seres no pensantes y dejando un marco casi intangible para nuestra espontaneidad. Cualquier cosa que realizamos extra nos desacomoda un estilo de vida que tenemos auto implantado y asimilado. ¿De quien somos esclavos? ¿De los Relojeros?.
Algún día detengamos a perder tiempo como muchos vociferan y reflexionemos. Pensemos lo que se nos de la gana, sin miedos absurdos y dejando que los segundos discurran por nuestra querido y práctico “amigo”.

lunes, 5 de febrero de 2007

Un poco de Ciencia..Un poco de Debate


“El azar no existe; Dios no juega a los dados” .
A los mas incrédulos les costara creer que estas palabras fueron pronunciadas por Albert Einstein. Muchos jamás habrían pensado que en la mente del genio tenía cabida la palabra dios, que tenia pensamientos sobre una fuerza superior. Cuesta comprender que después de años de estudios parte de su raciocinio se encierra en la enigmática frase recién escrita.
¿A que se refería con el azar?, ¿la naturaleza sigue un orden lógico, el caos tiende al orden?, ¿Dios no juega a los dados?.
Lo cierto que esta frase no le pertenece del todo a Albert. En el El Kybalion, libro anónimo (tres iniciados) de la antigüedad, en donde se destaca como maestro a Hermes Trismegisto, ya se visualizaba algo muy similar.
“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la ley”

La Ley que habla El Kybalion ¿será Dios?. Ya en aquellos años el debate era candente.
Lo bello e interesante es que esto fue dicho en tiempos remotos, golpeándonos y diciéndonos, que la historia es un espiral reiterativo y que las conclusiones se van homologando.
La creación del universo y los parámetros que lo rigen erigen una cantidad de opiniones disímiles casi imposibles de confluir.
Si Existe un Dios o si lo que palpamos partió por una explosión, debe ser un tópico en el cual cada uno de nosotros debe tener un parecer.
En lo personal he tratado de instruirme para poder comprender todo esto, hasta que un acontecimiento me dejo sin capacidad de reacción. Uno de los científicos mas grandes de nuestra era, aquel que mueve solo dos dedos y se moviliza en una silla de ruedas... Stephen William Hawking dijo:
“Dios no sólo juega a los dados : a veces los tira donde no se pueden ver.”
Cuando termine de leer esto quede trastocado, este señor vino a desplomar miles de años de una construcción de una tesis que partió en las raices de la humanidad y fue evolucionado hasta nuestra época.
¿Quién tiene la razón?........esto es lo maravillo y fascinante de la humanidad!


Les recomiendo: El kybalion (tres iniciados), El universo en una cáscara de nuez (Stephen William Hawking).